domingo, 4 de mayo de 2014

Dibujo de una parabola.

Cuando no te esperaba, sabia que estarías a tiempo por allí
el cielo inscribíais de grafito a cada rato y chorreaban gotas optimistas
finalmente no me quejaba la espalda de la cuesta arriba.

El limbo de una espera lo conocí gracias a este sutil martirio
fastidiaba en la muela el pedacito de hastío que deja la mitad del camino
pero no duró mas que una luna.
 

Ahora que te espero, es la caída libre a tu pecho, la alegría de la mañana. 
El tiempo se deshilacha entre mis manos en un fluir armonioso 
entonces pienso: Amén y amén, porque el reloj solo va hacia delante.

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